sábado, 11 de septiembre de 2010

[Chapter Eleven] - Why don't you say it so.



Los tratados de psicología humana demuestran que, cuantas más taras tenemos; más botones añadimos a nuestra chaqueta.
 
Los gordos intentan ser flacos; los aburridos, interesantes; y los guapos, listos y triunfadores, quieren serlo aún más.
Nos pasamos la vida intentando ser la reina del baile, el quarterback del equipo, o el jefe de cirugía.

Y entre tanto, nos perdemos todo lo demás.


Nos enseñan a ser exigentes desde pequeños; aprendemos el perfeccionismo en cada una de sus formas; nos hacemos adictos a el. Y cuando queremos darnos cuenta, los sueños se han esfumado; la perfección no existe; la vida no es idílica; y a la chica más guapa del instituto, los tacones le han hecho juanetes en los pies.


Y aunque seguimos queriendo ser la jefa de las animadoras, la vida no hace más que tirarnos de la cima de la pirámide. Hasta que acabamos dándonos cuenta de que quizá lo nuestro no sea el baile.


Ni tampoco la faldita del uniforme.

2 comentarios:

  1. Escrito bastante inteligente:)
    ...algunas morimos por ser perfectas & las "perfectas" mueren por ya no serlo. Es cuestión de "Medida"
    Yo bailo, brinco, alguna vez fui animadora, & uso tacones (tengo un juanete XD)...pero me siento muy feliz con lo que soy, en esta vida, tenemos que probar de todo un pco, para saber hacia donde nos dirigimos ^^*

    ResponderEliminar
  2. La perfección es una mierda, como la imperfección.
    ¿Y por qué? Porque nunca se llega a ser perfecto, lo único que haces es morir en el intento.

    ResponderEliminar