miércoles, 13 de octubre de 2010

[Chapter Seventeen] - The third temptation of Paris.

Mary creía en el príncipe azul y en los cuentos de hadas. Debajo de su cama, vivían monstruos y brujas; que bailaban por las noches, y se encondían durante el dia debajo del somier. A Mary le gustaba refugiarse bajo las sábanas; y levantarse a media noche para observar su reflejo inexistente en el espejo de su habitación. Le gustaba andar por los pasillos descalza para que sus pies se uniesen con la madera; y jugar a contar hasta 42 minutos, que era lo que tardaba su mamá en hacerle caso cuando le decía que los monstruos le querían comer.

¡Vaya! He olvidado decir que Mary tenía una mamá. Y un papá, y un hermano jóven y guapo. Y su hermano tenía un amigo que se llamaba Drake, que vivía en la casa de enfrente, y que tenía un tupé negro y brillante que a Mary le gustaba mirar. A Mary le gustaba Drake, pero Drake no sabía que Mary existía. En realidad, nadie sabía nunca si Mary estaba ahí. A Mary le gustaba jugar a que era invisible entre la gente, y ¡Creedme! Se le daba muy bien. Mary llegó a pensar que era demasiado pequeña para que los demás la viesen, y que por eso; cuando jugaba a ser astronauta y se hacía daño en las rodillas, nadie venía a salvarle.
A Mary le gustaba estar sola; pero ella no lo eligió. Así funcionaba su vida.


Una mañana de invierno, Mary murió. Se le llevaron los monstruos de debajo de la cama; le cocinaron a la brasa, y se le comieron en pedacitos, hasta que saciaron su hambre y su sed.

Y Mary.. Mary nunca más volvió a aparecer. Su mamá le buscó; pero no pudo encontrarle. También le buscó su papá, y su hermano; y hasta ese señor mayor que vivía a un par de casas de distancia. Hasta el mismo Drake le buscó.

Pero Mary nunca regresó.


 
Algunas noches, cuando es primero de mes y entra el frío por las ventanas; Mary se cuela por las rendijas de las puertas, y tapa los ojitos de los niños que los monstruos se quieren llevar. Y cuando llegan, y les meten las manos frías debajo de la ropa, Mary aprienta bien fuerte el nudo de la cinta negra; y los monstruos no pueden verles llorar.


Mary siempre tuvo buen corazón.
Ella también habría querido que alguien le hubiese tapado los ojitos para no verlo.



4 comentarios:

  1. Me ha gustado muchísimo la historia Marele :)
    Un besazo(L)

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  2. Bueno , pero cómo es que yo no te seguía , es decir , cómo puede suceder algo así , hahaha .
    Saludos , MA-RE-LE.

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  3. disfruto el leerle
    El anterior me gustó mucho
    (:
    saludos

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